Los Dioses son inconmovibles,
no se inquietan,no piensan,
no se inmutan,
no tienen ojos para los mortales,
no bajan de sus pedestales
para pisar el mundo.
Los Dioses no sufren,
no se estremecen,
no sienten
el estómago en sus sitio
y el corazón fuera del suyo,
no anhelan,
no esperan,
no vigilan los pasos
de los vivos.
Los Dioses son impávidos,
de una materia ingrávida,
inasible,
nacidos para ser adorados.
A veces,
solo a veces,
descienden..
No lo olvides, Hermes..
Ana A.L.P
Andrea Mantegna - Wikipedia, la enciclopedia libre
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